Fue el primer largometraje de animación británico -si se pasa por alto la película de instrucción en tiempode guerra (1945, Handling Ships)-. Dirigida por el matrimonio Halas-Batchelor (el húngaro de nacimiento John Halas y la inglesa Joy Batchelor) está basada en la mordaz fábula política escrita por George Orwell en 1945.
Dentro del mundo de la animación, Walt Disney ha acaparado la atención de crítica y de público durante decenas de años. Sin embargo, otros artistas han plasmado su impronta en el celuloide y transmitido algunos títulos de interés a esta particular forma de expresión. El matrimonio conformado por Joy Batchelor (1914-1991) y John Halas (nacido János Halász, 1912-1995) fue fundamental dentro del cine de animación británico, desde su unión -laboral- con la cinta Music Man (1938) -tras el debut de Batchelor en solitario, en 1935, con Robin Hood- hasta el telefilmeMax und Moritz (1977), basado en el clásico del cómic alemán (influencia de los no menos famosos The Katzenjammer Kids).
En 1955 dirigieron Rebelión en la granja, basado en la novela de George Orwell (seudónimo de Eric Arthur Blair, 1903-1950), filme que sigue con aceptable fidelidad la fábula sobre los animales que se rebelan contra su amo, suavizando algunas cosas de esta, aunque consiguiendo representar el espíritu del relato.
Con unos muy dibujos bien acabados, los personajes suponen una perfecta representación de los animales de la granja, que, al igual que en la novela, son verdaderos animales que hablan, y no las meras representaciones simbólicas de seres antropomórficos a los nos tiene acostumbrados la Disney. En la historia son los animales quienes, oprimidos por los humanos, se rebelan contra ellos; la parábola anti-stalinista se refleja en los propios animales, quienes no son emulan una iconografía humana, ni se intenta trasladar un mensaje suavizándolo con la apariencia de los animales.
La película consigue transmitir la angustia de los animales, con escenas tan impactantes como la del caballo herido en el transcurso de una tormenta, con un tenebrismo y una aflicción que ya quisieran algunas producciones animadas actuales -y también en imagen real, por qué no decirlo-. El guión está bien hilvanado, llevado con ritmo y diligencia, utilizando en muchos casos elipsis que hacen avanzar la acción sin parecer acelerado. Los personajes están trabajados y muy conseguidos, liderados por el chancho Napoleón, que es un verdadero cerdo dictador. Los demás también demuestran variedad idiosincrática, aunque el caballo robusto y su amigo, el burro algo torpe pero bonachón, son de los mejores personajes de la cinta.
Otra de las peculiaridades del filme son los encuadres utilizados para exhibir lo que sucede, como los pies de los humanos acercándose a la granja, con fuertes pisadas levantando polvo, presentándolos como una turba enfurecida, o cuando los animales, coléricos, ven por la ventana a los cerdos opresores transformándose en el malvado granjero, representando que los marranos se han convertido en lo que antes odiaban. Por tanto, la condena a cualquier sociedad totalitaria queda brillantemente plasmada, al igual como sucedía con la novela, en una perspicaz fábula alegórica, en contra de Stalin y su deslealtad a los principios de la Revolución Rusa. La película y novela también plasman cómo los poderes pueden transformar un ideal en algo completamente contrario, cómo en nombre del pueblo se subyuga a los ciudadanos. También se nos expone lo que podría ser una crítica al capitalismo, con la venta que hacen los cerdos de los productos que consiguen los animales y van a parar a estos en vez de a los propios animales.
Rebelión en la granja no es un filme para los que consideran que los dibujos animados son sólo para los niños -aunque debería proyectarse en los colegios para que los muchachos aprendan algo-, sino para todos aquellos que tengan una mirada amplia del mundo del cine o simplemente del mundo.
Sinopsis de la novela de Orwell
En esta fábula alegórica esl escritor británico George Orwell plasma su condena a la sociedad totalitaria y su desilución por las injusticias sociales. La obra está basada en la traición de Stalin a la Revolución Rusa. Representa la Revolución Bolqueviche de 1917, cuyo primer líder fue Lenin, que quería que todos los ciudadanos fueran iguales. Cuando Lenin murió, Stalin y Trotsky lucharon por el poder ganando Stalin quien se convirtió en un gobernante sanguinario.
En este relato Orwell usa personajes de animales para representar ideas políticas, hechos históricos, la propia revolución y la corrupción que causa el poder. Los animales de la obra representan conductas humanas: las ovejas sólo siguen al rebaño, los caballos son trabajadores incansables, los cerdos obtienen el poder absoluto que corrompe y vuelve dictador a quien lo ostenta. Los perros, protagonistas secundarios, son dos pastores alemanes de nombres Jessie y Bluebell y un Dobermann de nombre Pincher. Otros perros de la granja no tienen nombre ya que representan a la “policía secreta” y si bien no tienen una descripción precisa, probablemente puedan ser Pitbulls.
Rebelión en la granja puede leerse en tres niveles: como una fábula, una sátira y una alegoría. En el nivel de fábula los perros enseñan que aún siendo dóciles de nacimiento pueden ser enseñados a ser feroces, volviendo al debate entre lo social y la naturaleza. En el segundo nivel, la sátira, en el comportamiento de los perros hay una burla al entrenamiento de un ejército. Y en el tercer nivel de alegoría, los perros son parte de la Revolución Rusa.
Los personajes caninos que al principio de la obra se muestran suaves y cariñosos se transforman a partir de los cambios en la granja en seres salvajes y feroces responsables de las persecuciones y las matanzas de los animales opositores.
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