lunes, 26 de diciembre de 2011

Las uvas de la ira (1941)

                                                  
Sinopsis: Se desarrolla en la época de la depresión en los Estados Unidos, cuando las familias son obligadas a dejar sus tierras y ceder todo a los bancos los cuales les habían ayudado previamente a conseguirlas. La familia Joad empaqueta sus cosas y se encamina hacia el Oeste, el joven Tom Joad es liberado de prisión y encuentra a su familia sin casa y sin comida. Es así como huyen de la pobreza, para emprender un forzado viaje en busca de una oportunidad en la tierra prometida: California.
                                                                                                                                                   

domingo, 25 de diciembre de 2011

¡QUÉ BELLO ES VIVIR! (It's a wonderful life) 1946

                                         
SINOPSIS
  Durante la Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante cantidad de dinero, George Bailey (James Stewart), banquero de la pequeña localidad de Bedford Falls, toma la decisión de suicidarse. En el último momento, Clarence (Henry Travers), un viejo ángel que aún no ha conseguido sus alas, le hace recapacitar sobre el verdadero sentido de la vida.

                                              
                                             
                                                   

CRÍTICA por Manuel Márquez
  Hay películas cuya resonancia, derivada de un simbolismo que les hace trascender el mensaje que emana de los términos estrictos de su narración, alcanza un nivel mucho más alto del que cabría esperar de sus meros valores fílmicos, ya sean éstos materiales o formales; y, en algunos ca-sos, con la particularidad de que dicha trascendencia se va acrecentando con el paso de los años, hasta el punto de que tales películas terminan alcanzando la categoría de auténticos iconos populares. Creo no equivocarme incluyendo "¡Qué bello es vivir!" en esta calificación, aun cuando su presencia y repercusión se hayan ido atemperando y moderando en estos últimos tiempos –no se preocupen, esto se arreglará con motivo de la revitalización comer-cial a que pueda dar lugar cualquier aniversario o circunstancia similar–, y quizá tenga algo que ver en ello el hecho de que estos tiempos no sean, precisamente, muy propicios para ciertos mensajes que de este film se desprenden.
  Y es que "¡Qué bello es vivir!" –y, en tal sentido, ni su título original ni el que ostenta en su distribución española contienen el más mínimo ápice de engaño o despiste– es una auténtica oda a la bondad, a la supremacía de los valores morales positivos en la definición de la condición de una persona, y, sustentada en tal tesitura, exhibe, sin la más mínima ambigüedad, un retrato del mundo y sus gentes en el que no hay cabida alguna para mati-ces éticos o espirituales que puedan enturbiar su mensaje de fon-do: ahí radican todas sus miserias y grandezas, al menos desde el punto de vista temático.
  Porque desde el punto de vista formal, o narrativo, el film de Capra muestra una solidez y hechuras sobre cuya consistencia quizá no haya prueba más concluyente que la de contemplar, pasados casi sesenta años desde su estreno, y habiendo sido objeto de re-posiciones casi permanentes, tanto en la pantalla grande como en la pequeña, que no ha perdido ni un átomo de su frescura ni un pa-so de su ritmo: la película se contempla, se absorbe en un suspiro, y bien podría exhibirse como una muestra señera de una maestría en el ámbito del narrar cinematográfico que, hoy día, se hace cada vez más difícil de encontrar: es la maestría de la “mano invisible”, de ese trabajo del director cuya brillantez radica en que no hay forma de apreciar dónde están los rasgos “autorales” porque, sencillamente, no existen (ni se pretenden...).
  En cuanto a las harinas temáticas, éstas sí que son de otro costal. No es muy trabajoso entender que, tras la devastadora experiencia de la segunda gran guerra, el público americano no estaba muy predispuesto a recibir historias de excesiva complejidad en cuanto al retrato de la condición humana que las mismas pudieran plantear, y, en ese aspecto, el film de Capra constituía un auténtico bálsamo que, como tal, fue multitudinariamente (y muy bien) recibido.
  Pero el retrato de ese George Bailey, encarnado con una naturalidad inconmensurable por un genial James Stewart (que labró con este papel buena parte de su prestigio como uno de los más grandes inmortales del firmamento hollywoodiense), está trazado con tan férrea linealidad y con tan nulas concesiones al más mínimo desvío de la recta vía, que se hace difícilmente creíble, tal es su cúmulo de bondad y mansedumbre; más aún cuando no estamos ante una bondad ineludible, o necesaria, determinada por la condición de carácter de su poseedor, ya que Bailey no es un pánfilo o un tontorrón, sino que es bueno porque así lo ha decidido, como opción moral: George Bailey tiene preparación, carácter y ambición, es de-cir, los mismos atributos y valía que podrían haberle convertido (de hecho, eso hubiera sido lo previsibe, lo esperable) en otro Potter (su opositor y contrincante, un personaje cuya caracterización, física y emocional, le acerca más al prototipo del villano de historia de superhéroes que al del “malo del drama”), pero no escoge ese camino, y, llegado a cada una de sus encrucijadas vitales, Bailey siempre opta por el sacrificio personal y la renuncia a sus aspiraciones, en beneficio de aquellos que le rodean. Son ese altruismo y ese desprendimiento atributos que difícilmente casan con la escala de valores imperante a día de hoy, en la que la primacía de un individualismo a ultranza hacen que una figura como la de George Bailey pueda ser más bien tachada de ingenua que de bondadosa. No es un problema de envejecimiento del mensaje o de la tipología de los personajes: es que los tiempos que corren son como son.
  En cualquier caso, se trata de un desajuste (por denominarlo de alguna forma) que no empaña ni ensombrece la valía de esta enorme película, y que, por tanto, dejan intacta su valoración actual: la carcoma de los años lo va a tener muy difícil para hacer mella en este cuento (tenido por muchos como navideño, cuando de tal apenas si apunta la circunstancia meramente coyuntural de situar el acontecimiento desencadenante de su desenlace en la víspera de la Nochebuena: podría haber sido situado en cualquier otra fecha sin merma de la efectividad de su moraleja), al que, más allá de cuan identificado se pueda sentir cada cual con la naturaleza y carácter de su seráfico protagonista –que ése, y no otro, es el eje sobre el cual gira y en el cual se sustenta todo su armazón argumental–, no se le puede negar una calidad cinematográfica notable.

martes, 20 de diciembre de 2011

Diez Negritos (And Then There Were None)(1945)

                                              
 
Director: René Clair. 1945. EE.UU. B/N
Intérpretes: Barry Fitgerald, Walter Huston, Louis Hayward, Roland Young, June Duprez, Mischa Auer, C. Aubrey Smith, Judith Anderson, Richard Haydn, Queenie Leonard, Harry Thurston
                                                                               


      Diez personas son invitadas un fin de semana a la mansión de una isla por un misterioso personaje. Cuando dichas personas llegan a la isla, su anfitrión no está en ella, y sí­ una cinta con una acusación de asesinato y muchas sospechas…
                                                                        

sábado, 10 de diciembre de 2011

Baraka (El último paraíso)(1992)

                                                                 


"Baraka" es una antigua palabra sufí que puede traducirse 
simplemente como "bendición", "aliento" o "esencia de vida".
 Baraka se rodó en cinco continentes, 24 países, que incluyen
 exteriores tan diversos como Tanzania, China, Brasil, Japón,
 Kuwait, Camboya, Irán y Nepal, junto con otros lugares
 importantes de los Estados Unidos y Europa.
 Al captar las glorias y calamidades que la naturaleza 
y el hombre han traído al planeta, "Baraka" narra
 la impresionante historia de la tumultuosa interacción
entre la Tierra y el hombre; evitando las palabras,
 excitando la vista, el oído y la imaginación con un
 barrido de imágenes y sonidos.



Blade Runner (1982)


                                        

Dos versiones, dos películas diferentes

Diez años después del estreno de la película en 1982, Ridley Scott consiguó «terminarla» como él quería y en 1992 volvía a la gran pantalla. Se volvió a proyectar como Blade Runner: La Versión del Director. Además de un sonido más depurado, teníase los siguientes importantes cambios respecto a la original:
  • Se eliminó la narración de «voz en off» de Deckard.
  • Se añadió la breve escena en que Deckard sueña con un unicornio.
  • Se eliminaron las escenas del «final feliz» en las montañas. La película termina cuando Deckard y Rachel entran en el ascensor y se cierran las puertas.
¿Se puede cambiar completamente el significado de una película con tres cambios? Vaya que sí. Si los fans ya consideraban que Blade Runner era una excelente película en su formato original, la versión del director la elevó a la categoría de mítica. En la primera versión, Deckard es simplemente un policía que se ve envuelto en una persecusión de androides, se trata del sentido de la vida desde el punto de vista de los replicantes y todo acaba con un final feliz. Pero tras los cambios, la segunda versión es como volver a ver otra película, que naturalmente hay que ver de nuevo tras entender los cambios para apreciarla en su totalidad.
En la Versión del Director hay pistas suficientes para asegurar que Deckard es también un replicante (más sobre esto a continuación). La película toma de este modo un giro ineseperado. El tratamiento de qué significa ser humano y cuán fiables son nuestros recuerdos adquire una nueva dimensión. Deckard sueña con un unicornio, y más adelante Gaff le deja un unicornio de origami para darle a entender que conoce sus sueños (como deckard hizo con Rachel y sus recuerdos infantiles de una araña). Deckard no es sino un simple replicante engañado para creerse humano, enviado a hacer el trabajo que los seres humanos no pueden terminar: acabar con su propia creación. El final de la nueva versión es mucho más dramático: Deckard asiente con la cabeza al entender cuál es su verdadera naturaleza. Desaparece con Rachel tras elascensor, pero no hay final feliz ni androides «sin fecha de terminación». Su futuro, como el de los humanos, está marcado. Es un final simplemente genial.
                                              
Frase genial:
Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.



viernes, 9 de diciembre de 2011

La vida de Brian (1979)


Brian nace en Judea, en un pesebre, y casi al mismo tiempo que Jesucristo. Tres reyes magos, confundidos por esta vecindad, creen que éste niño es el Mesías prometido, pero muy pronto queda evidente que, en realidad, el recién nacido es sencillamente... Brian.

Metrópolis ( Fritz Lang ) 1927


                                                        
Pocas películas canónicas están tan cargadas de alegorías como Metrópolis, el urtext de la fascinación que siente el cine por la distopia con visión de futuro. Muchos eruditos, como, Tom Gunning, han analizado a fondo la manera en que Fritz Lang y la guionista Thea Von Harbou entrelazan los temas políticos, sociológicos, tecnológicos y psicoanalíticos, y dan lugar a una película tan absorbente como ideologicamente incoherente.
Visión apocalíptica de un mundo futuro y en la que Fritz Lang -nos gusta mucho la obra de F. Lang, pero nos encanta sobre todo, la serie del Doctor Mabuse -enlaces abajo- ¡Todas!, la organización criminal, más Friki de la historia, con”Fumanchú”, este si que es…¡total!..“El mundo volverá a saber de mí”- nos cuenta, en una de sus partes, la historia de la construcción de la  Torre de Babel, Génesis 11 :1-9…¡Impresionante!,  el Tráiler puesto, con una música ¡total!, mas los delirios de Joh Fredersen (Alfred Abel) con la ramera Babilonia.
Si sentís curiosidad lo podéis encontrar en el Corán 28:38, 40:38 lo de Babel y referencia a Babiloniaen 2:96, este es más Friki que el de la Biblia, habla de magia negra y de las tentaciones … ‘Todo un clásico’.
Con guión de  Fritz Lang y Thea von Harbou, y música de Gottfried Huppertz.
Sentencia: “el mediador entre el cerebro y las manos ha de ser el corazón” -cortinilla que sale varias veces a lo largo de la película-.
                                                         
En una megalópolis del año 2000 los obreros viven en un gueto subterráneo donde se encuentra el corazón industrial con la prohibición de salir al mundo exterior. Incitados por un robot se rebelan contra la clase intelectual que tiene el poder, amenazando con destruir la ciudad que se encuentra en la superficie... pero Freder (Gustav Frölich), hijo del soberano de Metrópolis, con la ayuda de la hermosa María (Brigitte Helm) de origen humilde, intentarán evitar la destrucción apelando a los sentimientos y al amor.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El gran dictador (The great dictator)(1940)



“El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas. Ha levantado barreras de odio. Nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado nosotros. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta. Se perderá todo.
Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana. Exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, a millones de hombres desesperados, mujeres y niños. Víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes.
A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio de los hombres pasará. Y caerán los dictadores. Y el poder que le quitaron al pueblo, se le reintegrará al pueblo. Y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá”.                                           


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Tiempos modernos (1936)


Tiempos modernos dirigida por Charles Spencer Chaplin (1889-1968) es un largometraje que bien podrí­a definirse como un documento de una época (la depresión) por el retrato que el director hace de la sociedad del momento. Pero, por el tratamiento tragicómico que impera en el filme, tan propio del autor, presenciamos no sólo un espejo de la vida de los años 30, sino también la ideología de un autor comprometido con el mundo que le rodeaba.

Esta década, la que prosiguió al llamado “jueves negro”, fue llamada la Gran Depresión Norteamericana (y mundial, por extensión ), debido a la terrible crisis que provocó el “crack” a todos los niveles (económico, social, polí­tico…): En 1932 el 25% de la sociedad activa estaba en paro y quebraron numerosas empresas. En general hubo una crisis fortí­sima que afectó sobre todo a las capas más bajas de la sociedad (campesinos, obreros y empleados). Las condiciones de vida eran lamentables. De ciertas condiciones y derechos que habí­an conseguido los trabajadores en la década anterior (los felices años 20), se perdieron de golpe muchas atribuciones. Y estos sucesos desencadenaron una grave crisis social. Porque la población perdió la esperanza, las calles estaban llenas de desolación. No habí­a trabajo, y el que tení­a la suerte de tenerlo era en condiciones infrahumanas (con grandes sobrecargas y exceso de responsabilidad, sin prevención de riesgos laborales, con jornadas de hasta 16 horas diarias…). Un poco como los momentos que vivimos en la actualidad.



Rebelión en la granja (Animal Farm) (1945)




Fue el primer largometraje de animación británico -si se pasa por alto la pelí­cula de instrucción en tiempode guerra (1945, Handling Ships)-. Dirigida por el matrimonio Halas-Batchelor (el húngaro de nacimiento John Halas y la inglesa Joy Batchelor) está basada en la mordaz fábula polí­tica escrita por George Orwell en 1945.
Dentro del mundo de la animación, Walt Disney ha acaparado la atención de crí­tica y de público durante decenas de años. Sin embargo, otros artistas han plasmado su impronta en el celuloide y transmitido algunos tí­tulos de interés a esta particular forma de expresión. El matrimonio conformado por Joy Batchelor (1914-1991) y John Halas (nacido János Halász, 1912-1995) fue fundamental dentro del cine de animación británico, desde su unión -laboral- con la cinta Music Man (1938) -tras el debut de Batchelor en solitario, en 1935, con Robin Hood- hasta el telefilmeMax und Moritz (1977), basado en el clásico del cómic alemán (influencia de los no menos famosos The Katzenjammer Kids).
En 1955 dirigieron Rebelión en la granja, basado en la novela de George Orwell (seudónimo de Eric Arthur Blair, 1903-1950), filme que sigue con aceptable fidelidad la fábula sobre los animales que se rebelan contra su amo, suavizando algunas cosas de esta, aunque consiguiendo representar el espí­ritu del relato.
Con unos muy dibujos bien acabados, los personajes suponen una perfecta representación de los animales de la granja, que, al igual que en la novela, son verdaderos animales que hablan, y no las meras representaciones simbólicas de seres antropomórficos a los nos tiene acostumbrados la Disney. En la historia son los animales quienes, oprimidos por los humanos, se rebelan contra ellos; la parábola anti-stalinista se refleja en los propios animales, quienes no son emulan una iconografí­a humana, ni se intenta trasladar un mensaje suavizándolo con la apariencia de los animales.
La pelí­cula consigue transmitir la angustia de los animales, con escenas tan impactantes como la del caballo herido en el transcurso de una tormenta, con un tenebrismo y una aflicción que ya quisieran algunas producciones animadas actuales -y también en imagen real, por qué no decirlo-. El guión está bien hilvanado, llevado con ritmo y diligencia, utilizando en muchos casos elipsis que hacen avanzar la acción sin parecer acelerado. Los personajes están trabajados y muy conseguidos, liderados por el chancho Napoleón, que es un verdadero cerdo dictador. Los demás también demuestran variedad idiosincrática, aunque el caballo robusto y su amigo, el burro algo torpe pero bonachón, son de los mejores personajes de la cinta.
Otra de las peculiaridades del filme son los encuadres utilizados para exhibir lo que sucede, como los pies de los humanos acercándose a la granja, con fuertes pisadas levantando polvo, presentándolos como una turba enfurecida, o cuando los animales, coléricos, ven por la ventana a los cerdos opresores transformándose en el malvado granjero, representando que los marranos se han convertido en lo que antes odiaban. Por tanto, la condena a cualquier sociedad totalitaria queda brillantemente plasmada, al igual como sucedí­a con la novela, en una perspicaz fábula alegórica, en contra de Stalin y su deslealtad a los principios de la Revolución Rusa. La pelí­cula y novela también plasman cómo los poderes pueden transformar un ideal en algo completamente contrario, cómo en nombre del pueblo se subyuga a los ciudadanos. También se nos expone lo que podrí­a ser una crí­tica al capitalismo, con la venta que hacen los cerdos de los productos que consiguen los animales y van a parar a estos en vez de a los propios animales.
Rebelión en la granja no es un filme para los que consideran que los dibujos animados son sólo para los niños -aunque deberí­a proyectarse en los colegios para que los muchachos aprendan algo-, sino para todos aquellos que tengan una mirada amplia del mundo del cine o simplemente del mundo.
Sinopsis de la novela de Orwell
En esta fábula alegórica esl escritor británico George Orwell plasma su condena a la sociedad totalitaria y su desilución por las injusticias sociales. La obra está basada en la traición de Stalin a la Revolución Rusa. Representa la Revolución Bolqueviche de 1917, cuyo primer lí­der fue Lenin, que querí­a que todos los ciudadanos fueran iguales. Cuando Lenin murió, Stalin y Trotsky lucharon por el poder ganando Stalin quien se convirtió en un gobernante sanguinario.
En este relato Orwell usa personajes de animales para representar ideas polí­ticas, hechos históricos, la propia revolución y la corrupción que causa el poder. Los animales de la obra representan conductas humanas: las ovejas sólo siguen al rebaño, los caballos son trabajadores incansables, los cerdos obtienen el poder absoluto que corrompe y vuelve dictador a quien lo ostenta. Los perros, protagonistas secundarios, son dos pastores alemanes de nombres Jessie y Bluebell y un Dobermann de nombre Pincher. Otros perros de la granja no tienen nombre ya que representan a la “policí­a secreta” y si bien no tienen una descripción precisa, probablemente puedan ser Pitbulls.
Rebelión en la granja puede leerse en tres niveles: como una fábula, una sátira y una alegorí­a. En el nivel de fábula los perros enseñan que aún siendo dóciles de nacimiento pueden ser enseñados a ser feroces, volviendo al debate entre lo social y la naturaleza. En el segundo nivel, la sátira, en el comportamiento de los perros hay una burla al entrenamiento de un ejército. Y en el tercer nivel de alegorí­a, los perros son parte de la Revolución Rusa. 
Los personajes caninos que al principio de la obra se muestran suaves y cariñosos se transforman a partir de los cambios en la granja en seres salvajes y feroces responsables de las persecuciones y las matanzas de los animales opositores.

lunes, 28 de noviembre de 2011

1984 GRAN HERMANO george orwell (spanish)(1984)

Mil novecientos ochenta y cuatro (más conocida como 1984) (en inglés Nineteen Eighty-Four) es el título de una novela de política ficción distópica escrita por George Orwell en 1948 y editada en 1949. En la novela el estado omnipresente obliga a cumplir las leyes y normas a los miembros del partido totalitario mediante el adoctrinamiento, la propaganda, el miedo y el castigo despiadado. La novela introdujo los conceptos del siempre presente y vigilante Gran Hermano, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del pensamiento y de la neolengua, adaptación del inglés en la que se reduce y se transforma el léxico -lo que no está en la lengua, no puede ser pensado-. Muchos comentaristas detectan paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad Orwelliana. El término Orwelliano se ha convertido en sinónimo de las sociedades u organizaciones que reproducen actitudes totalitarias y represoras como las representadas en la novela. La novela fue un éxito en términos de ventas y se ha convertido en uno de los más influyentes libros del siglo
Winston Smith vive en el Londres de un virtual 1984, en un mundo dividido en tres superpotencias: Eurasia, Asia Oriental y Oceanía, donde imperan, respectivamente, el neobolchevismo, la “adoración de la muerte” y el Ingsoc, acrónimo inglés para “socialismo inglés”. El Gran Hermano, suple a todo personaje político, él es el comandante en jefe, el guardián de la sociedad, el dios pagano y el juez supremo. Él es la encarnación de los ideales del Partido, el Partido ubicuo, único y todopoderoso que vigila sin descanso. El Partido al que han de pertenecer todas las personas, sólo se salvan los “proles”; ellos no cuentan y tienen derechos como los animales: de hecho, la Policía del Pensamiento apenas los vigila: “a los proles se les permite la libertad intelectual porque no tienen intelecto alguno”. Ni siquiera la familia está por encima de su presencia, es común la denuncia de hijos pequeños a sus propios padres por traicionar al Partido. Irónicamente, Orwell insinúa la posibilidad de que ya ni siquiera sea una persona real, sino un mero icono propagandístico.
Tras años trabajando para el Ministerio de la Verdad, Winston se vuelve consciente de que los retoques de la historia en los que consiste su trabajo son sólo una parte de la gran farsa en la que se basa su gobierno, y encuentra el amor de una joven rebelde encarnando así una resistencia de dos contra una sociedad que se vigila a sí misma.
Juntos creen afiliarse a la Hermandad, un supuesto grupo de Resistencia dirigido por Emmanuel Goldstein —un personaje casi tan ubicuo y omnipresente como el propio Gran Hermano, el Enemigo del Pueblo y escritor de El Libro, el cual el protagonista lee hasta llegar a comprender los mecanismos del doblepensar, herramienta base de dominación de Partido—, y que es en realidad uno más de los instrumentos de control del Partido. A través de una historia intrincada, con temas como el lavado de cerebro, el lenguaje, la psicología y la inventiva encaminados al control fisico y mental de los individuos, la educación totalitaria de la juventud, etcétera, Orwell relata la historia trágica y aparentemente emancipadora de Winston Smith y Julia, tratando de derrocar un sistema donde la intimidad y el libre pensamiento no existen, ni siquiera se conocen. Después de haber sido derrotado por el sistema y liberado, Winston Smith se encuentra en un bar, viendo en televisión una más de las noticias manipuladas que se emiten continuamente según la conveniencia del Gran Hermano.
1984 - George Orwell from María Siglo on Vimeo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

MOGAMBO (1953)


Al campamento keniata dirigido por el maduro cazador Victor Marswell (Clark Gable) llegan una vivaz mujer de nombre Eloise Kelly (Ava Gardner), el antropólogo Donald Norley (Donald Sinden) y su mujer Linda (Grace Kelly).
En breve tiempo las dos mujeres se verán atraídas por la fuerte personalidad de Marswell.

Aventuras románticas con telón de fondo africano en este trabajo agradable pero menor de John Ford, quien desarrolló un atractivo triángulo amoroso retomando la historia narrada en la película de Victor Fleming "Tierras De Pasión" (1932), film que contaba también con Clark Gable como protagonista masculino.

El animoso tacto en las escenas de acción, la gran utilización de los escenarios naturales de Ford ayudado por el pictórico trabajo fotográfico de Robert Surtees ("Las minas del rey Salomón") y Freddie Young ("Ivanhoe"), o el sugerente encuentro escénico entre el trío de megaestrellas que se ven atrapados por el dilema amoroso y la determinación emocional, son factores suficientemente atractivos como para valorar positivamente a esta pelicula, a pesar de que la trama carezca de singularidad y los personajes circundantes no posean demasiado interés.
Fenomenal actuación de Ava Gardner, quien incrementa con su presencia la valía de todas las escenas en las que aparece su personaje, y metedura de pata de la censura franquista, que para evitar el adulterio provocaron una risible situación de incesto.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El halcón maltés (película de 1941)

El detective privado Sam Spade (Humphrey Bogart) estaba sentado en su oficina, mirando la ciudad de San Francisco por la ventana, cuando irrumpió una misteriosa dama, la señorita Ruth Wonderly (Mary Astor). La elegante mujer quería investigar el paradero de su hermana, quien supuestamente había huido de casa con un vividor de origen británico. El socio de Sam (Jerome Cowan) se ofrece para buscar al hombre y seguirá discretamente a la mujer, pero es asesinado. Sam confronta a la clienta, la señorita Ruth Wonderlyconfiesa que realmente ella es Brigid O’Shaugnessy (Mary Astor) y resulta que el asunto de la desaparición de su hermana era mentira: el hombre que buscaba era su socio y puede tener en su poder una valiosa estatua de un halcón, incrustada con piedras preciosas de un valor inmenso, que se supone que era el tributo que losCaballeros de Malta pagaron por la isla al rey Carlos V. Ella no es la única tras el Halcón Maltés, ya que un grupo de maleantes internacionales está también tratando de conseguir la estatua, dispuestos a engañar, robar o matar, para apropiarse del tesoro. Un hombre llamado Kasper Gutman (Sydney Greenstreet), el engañoso Joel Cairo (Peter Lorre), Wilmer (Elisha Cook Jr.) y la seductora señora O’Shaughnessy quieren aprovecharse del genio y el ingenio de Sam Spade para sus propios intereses, pero al detective le preocupa más salir ileso de las peligrosas situaciones y sacar el mayor provecho para sí mismo.

Año1941
GéneroCine negro
Duración101 minutos
DirecciónJohn Huston
ProducciónHal B. Wallis
Henry Blanke
GuionJohn Huston
MúsicaAdolph Deutsch
FotografíaArthur Edeson
RepartoHumphrey Bogart
Mary Astor
Peter Lorre
Gladys George
Jerome Cowan
Sydney Greenstreet
Elisha Cook, Jr.